Varias mujeres han pasado por mi corta vida, pero siempre desde ya casi 10 años, estando en temporadas de vacas flacas o gordas, he tenido la compañía de algun perro. Mi perro en turno Oso ha tenido entonces varias (2) “madrastras” de las cuales se ha dejado sobornar con chocolates, tal vez porque bien saben ellas que Oso hace parte del paquete y que la que me quiera a mi tiene que quererlo a él también.
A continuación, algunas de las razones porque la compañía de un perro puede ser -en ocasiones- mejor que la de una mujer (tómenlo con humor, mujeres).
  • Oso no llora (a menos que sea realmente importante para él, como cuando viene a pedirme que lo saque a pasear mientras escribo para ustedes).
  • Los perros nunca esperan un regalo, pero hay que ver lo felices que se ponen cuando uno les regala cualquier cosa, por insignificante que sea.
  • Oso ni ningún otro perro lo critica a uno.
  • Nunca tendrá uno que llamar a su perro a avisarle que llegara tarde, e incluso entre más tarde llegue uno más se alegra de verlo.
  • Oso no ocupa el baño durante horas y nunca tengo que esperarlo para salir. Basta decirle “vamos” y ya estará en la puerta impaciente para salir.
  • Un perro no odia su cuerpo.
  • Difícilmente Oso se daría cuenta si confundo su nombre con el de otro perro y difícilmente se molestaría. Incluso no seria tan difícil que me perdonara si jugara con otro perro distinto a él.
  • Los perros están de acuerdo en que hay que levantar la voz para mostrar nuestro punto de vista.
  • ¡Nunca un perro le va a pedir a uno que “examinemos para donde va esta relación”!
  • A Oso le encanta que deje tirada cosas en el piso, especialmente si es algo que puede destrozar como mis pantuflas –cosa que no me gusta tanto-.
  • A Oso le gusta que vengan amigos a mi casa, y por eso los que vienen saben que se exponen a un recibimiento con lametazos y batidos de cola (si le caen bien).
  • ¡A los perros no les interesa que perros hemos tenido antes !
  • Cualquiera puede tener un perro bonito.
  • A Oso no le avergüenza que lo consientan en publico.
  • ¡Los perros no hablan!, pero se parecen a las mujeres en que simula perfectamente que no están poniendo atención cuando les decimos algo, les encanta el chocolate –aunque a ellas las engorda y para ellos es peligroso- , no llevan el control del dinero y no entienden él fútbol.
A pesar de todo esto está claro que por el hecho que una mujer con gases abandonara el cuarto para no molestarnos, cosa que no hace ningún perro, y por un millón de razones más la existencia de ellas es lo mejor que nos ha pasado… claro está, con un perro al lado que no entiende de “escenas” femeninas y al que solo le importa que lo queramos.